Siempre me gustó criar perros y sin duda he criado con mucha pasión distintas razas, pero la satisfacción que siento al criar Ovejeros Alemanes, como lo vengo haciendo en los últimos años, creo que jamás la hubiese podido imaginar.
De hecho todo se remonta a un conocimiento bastante casual, como sucede seguido, por una llamada telefónica para solicitar información. Había escuchado hablar muy bien de Roberto Marchi, un gran criador de Pastores Alemanes que desde 1974 cultiva esta pasión en Montepulciano, en la provincia de Siena, en donde cría bajo el nombre "Del Monte Poliziano". Decidí llamarlo para obtener un ejemplar de reproducción óptimo de su criadero. Enseguida nació una simpatía entre nosotros que se sentía a través del cable del teléfono. Estuve seguro de haber encontrado la persona justa, sea por su competencia como por su fiabilidad. Luego de contactarnos varias veces, Roberto me dijo que me enviaría la primera selección de una lechigada importante, con características óptimas y que respondían a los criterios a los cuáles él se había inspirado siempre: belleza, carácter, salud (por ponerlas en simple orden alfabético), dado que son tres características que deben estar siempre presentes en todos los ejemplares de su criadero.
Claro que la genética no es matemática, pero cuando a la pasión se unen la competencia y la seriedad, el producto que se obtiene es decididamente de óptimo nivel.
Los hechos satisfacieron enseguida la confianza que deposité en él. De hecho, me dió la maravillosa cachorra "prometida" que se llama Tina del Monte Poliziano. Ya desde los primeros tiempos, empujado por el entusiasmo y la satisfacción de poseer un ejemplar de este nivel, explotó dentro de mi el deseo de dedicarme con "alma y corazón" a esta bellísima e inigualable raza. Enseguida se estableció la base de una colaboración plena, a la insignia del amor por el pastor alemán y las grandes ganas de criar ejemplares cada vez más bellos y buenos. Roberto vino a Messina para ver tanto las nuevas estructuras del criadero que había hecho, como el crecimiento de nuestra Tina.
Aquel primer encuentro, me permitió quemar algunas etapas de esta gran actividad en donde, obviamente, no se termina nunca de aprender. Pero el objetivo es tratar de no cometer nunca grandes errores, de trabajar con honestidad y correcteza, respetando a nuestros queridos Amigos, que no nos desilusionan nunca día tras día.
Decidimos llevar a Tina a Alemania a algunas exposiciones. El resultado no dejaba espacio a desilusiones: una vez, ganadora de la exposición; y las otras dos veces premiada en segundo lugar! Todo esto, como se dice, en la boca del León! Pero Roberto estaba acostumbrado a tales satisfacciones y retenía normales aquellos resultados. Yo, en cambio, tocaba el cielo con las manos.
Con el tiempo el proyecto de un criadero de pastores alemanes en Messina, encontraba cada vez más eco con la adquisición de Ejemplares realmente importantes, como la vice campeona suiza Targa vom Roten Feld, el semental Fin von der Rodbaude, que sucesivamente obtuvo el prestigioso título de Landesgruppesieger, junto a su hermana Fee y a varios ejemplares seleccionados más.
Anteriormente había criado otras razas como el Lobo Checoslovaco, el Dobermann, etcétera... pero efectivamente no puedo esconder que la sensación que tengo hoy es como la de viajar... digamos... en una Ferrari (de perros, claro!).
No me quieran los criadores y amantes de otras razas, porque también desde el punto de vista afectivo, todos (y digo todos) los perros son los mejores amigos del Hombre. Pero que me permitan esta metáfora, al menos en un momento de verdadero entusiasmo y amor que estoy viviendo día tras día. Asi como dan fé tantos amigos y colegas que, como yo, comparten esta pasión verdadera y "maldita" dado que la primera cosa que hago apenas me levanto y la última antes de ir a dormir es ir a ver a mis perros, como haría cualquier persona que posee uno solo.
El carácter de estos perros es tan bello y predispuesto al espíritu de grupo, que no me canso absolutamente a dirigirlos durante las salidas cotidianas para hacerlos mover, jugar, entrenar, etc., etc. Claro que yo debo ser el conductor del grupo, pero sinceramente no existe nunca la necesidad de intervenir porque su comportamiento es verdaderamente elogiable, sin ningún tipo de agresividad frente a cada dificultad. Hoy, el compromiso de criador es principalmente el de respetar al animal y por ende, tratar de comprenderlo y de acontentarlo al menos por las pocas exigencias que manifiestan y de devolverles el mismo sentimiento de amor que siento indistintamente por parte de ellos. No puedo negar que mi vida cambió con el agregado de algún sacrificio, pero también con tantas satisfacciones. El futuro? Espero que mis jóvenes hijos Andrei y Masha puedan continuar este camino que he comenzado y que estoy compartiendo con ellos y con mi esposa Natascha, quien con tanta pasión acude a los varios Ejemplares que, a rotación, tengo en el jardín de la villa. Quisiera concluir esta presentación, agradeciendo a quien me ha leido y deseando a todos los amantes de los perros que puedan tener siempre las más grandes satisfacciones de sus amigos de cuatro patas.
Antonino Sottile